viernes, 5 de marzo de 2010

Ya estabas tú allí

Viniste a mí deprisa,
deprisa,
con noche en los pies,
con noche en el pelo,

Viniste nocturna,
toda,
y de mármol,
y de luna,
y de plata o mar o
lengua húmeda oportuna.

Viniste como lo esperado:
fácil, sencilla.
Fuiste mimbre verde
trenzado, como en la noche
del los tiempos:
ni la alfarería existía aún,
y ya estabas tú allí.

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