Leí el otro día
que Lenin
tenía la manía de mantener
siempre sus lápices perfectamente afilados
trinchantes puntiagudos como escalpelos
y Pulcramente
Ordenados en su escritorio.
Puede parecer banal
o incluso un comportamiento neurótico,
sí.
Pero con esos lápices
Lenin escribió la que fue
la Revolución más grande de todos los tiempos:
escribió los discursos,
los libros,
las órdenes,
los acuerdos los planes las reflexiones.
Y luego los desheredados
a golpe de hoz y de fusil
aquella vez y por un tiempo al menos
asaltaron los cielos,
sí.
Es evidente que sus lápices
estaban tremendamente afilados
y
Puede parecer pueril,
sí,
pero ahora yo
desde que sé esto
Mantengo mis lápices
bien afilados siempre.
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Hay que estar alerta.
ResponderEliminarBuen poema.
Saludos.
Los lápices.
ResponderEliminary las miradas.
me ha gustado..
saludos
Te devuelvo los saludos desde la trinchera de Logroño compañero.
ResponderEliminarEste poema me ha gustado, bastante.
Mis lápices están afilados también y preparados para dibujar con maestría el rojo amanecer que vendrá.
Salud.
PD: no tienes cuadro de seguidores?
Gracias por los comentarios.
ResponderEliminarNo sé lo que es un cuadro de seguidores...
Ya lo he puesto. Gracias :)
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