Qué salvajes son tus noches.
Y es que afuera sopla el viento;
pero aquí entre nosotros
fluye el agua y fluye el viento,
y viene el amor como un aire
que me llena y me estremezco.
Qué salvajes son tus noches,
son oscuras de deseo. Son
tremendas tus pupilas,
y tus ojos siempre quietos;
y las noches son salvajes
con tu piel y con tu aliento,
con el rubor granate
del ocaso entre tus pechos,
y el vapor en tus mejillas,
en tus ojos, en tu pelo.
Qué salvajes son tus noches.
Y es que afuera sopla el viento...
martes, 24 de marzo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario